La persistente retórica belicista, contraria a la paz y agresiva de ciertas facciones del Gobierno de la República de Filipinas (GRP) no sirve a los intereses del pueblo filipino y sólo expone sus malas intenciones, según la última declaración de Cristianos por la Liberación Nacional (CNL).
CNL, la organización de cristianos revolucionarios aliada con el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP), hizo pública la declaración en respuesta a las recientes declaraciones del Asesor de Seguridad Nacional Jonathan Malaya en las que pedía al movimiento revolucionario que renunciara a su lucha armada para mostrar su sinceridad ante las conversaciones de paz.
CNL destaca una verdad crítica: Malaya y los de su calaña tergiversan las iniciativas de paz como capitulación, enmarcando cualquier diálogo como un medio para obligar al movimiento revolucionario a rendirse.
Por lo tanto, es esencial cuestionar esta narrativa que equipara la paz con la rendición. Esta retórica no sólo caracteriza erróneamente las intenciones del NDFP, que busca una solución de principios al conflicto armado, sino que también desoye las voces de millones de filipinos que anhelan una paz justa y duradera.
El NDFP ha subrayado constantemente la importancia de las reformas socioeconómicas que abordan la cuestión de la falta de tierras, la pobreza, los bajos salarios y la falta de industrias nacionales para resolver las raíces de la guerra civil.
En las negociaciones con el GRP, el NDFP ha defendido repetidamente la necesidad de una auténtica reforma agraria como piedra angular de la paz. Este compromiso se deriva del hecho de que uno de los principales aspectos que alimentan la lucha armada es la persistencia de las pésimas condiciones de la clase campesina filipina, que no ve otro recurso que tomar las armas y unirse al movimiento revolucionario.
Otra causa fundamental del conflicto es la explotación sistemática de la clase obrera. La mayoría de los trabajadores filipinos siguen soportando salarios de miseria, falta de seguridad laboral y pésimas condiciones de trabajo. La falta de industrias nacionales impide la creación de oportunidades de empleo duraderas y obliga a cada vez más trabajadores filipinos a abandonar su patria en busca de pastos más verdes en el extranjero.
Por lo tanto, la sinceridad del GRP en las conversaciones de paz sólo puede demostrarse por su disposición a abordar estas reformas difíciles, pero necesarias. Mientras no se aborden estas cuestiones fundamentales, persistirán las causas profundas del conflicto armado.
El camino hacia una paz justa y duradera no es fácil, pero está claro que abordar las causas profundas del conflicto armado es la única forma de lograr el éxito en las negociaciones. El hecho de que el NDFP se centre en resolver los problemas de la falta de tierras y la pobreza salarial demuestra claramente su compromiso con las aspiraciones de la población.
Si el GRP es realmente sincero en su deseo de paz, debe comprometerse a abordar estas mismas cuestiones. Esto requiere la voluntad política de desafiar los intereses arraigados de la clase terrateniente y la gran burguesía compradora. Además, el GRP debe entablar conversaciones de paz con transparencia, apertura y respeto por las aspiraciones de las masas trabajadoras filipinas.