El Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP, por sus siglas en inglés) se une al pueblo filipino para conmemorar el octavo aniversario de la sentencia de 2016 del Tribunal Arbitral Internacional (TAI). Este fallo se considera una victoria legal histórica que reconoce los derechos marítimos de Filipinas en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM). La sentencia arbitral de 2016 debería servir como punto de partida y marco para un diálogo pacífico entre Filipinas y China.

Como signataria de la CNUDM, se debería instar a China a reconocer el laudo arbitral, manifestar su intención de resolver pacíficamente las disputas y minimizar las acciones agresivas en defensa de sus reclamaciones contrarias al laudo arbitral. Como superpotencia económica y militar, China puede demostrar fácilmente su buena voluntad al pueblo filipino, especialmente a los pequeños pescadores filipinos, sin perder nada con respecto a sus reclamaciones o posturas. En particular, aunque China puede seguir insistiendo en mantener su presencia en Scarborough Shoal, debe hacerlo sin obstaculizar el acceso de los pescadores filipinos a los caladeros. Aunque se encuentra dentro de la ZEE filipina, los mares territoriales de Scarborough Shoal fueron declarados por el IAT como caladero compartido por pescadores tradicionales filipinos, chinos y vietnamitas.

Por otra parte, el pueblo filipino debe rechazar la agitación de EE.UU. y de los militaristas pro-estadounidenses de que el laudo arbitral es una licencia para ir a la guerra contra China, y que para ganar, el país debe buscar la ayuda de EE.UU. y de sus fuerzas militares aliadas. El régimen de EEUU-Marcos y los agentes de la guerra psicológica estadounidense se han dedicado a agitar la guerra y a fomentar la histeria antichina.

El pueblo filipino también debe protegerse contra la difusión de declaraciones engañosas sin fundamento según las cuales el laudo arbitral prohíbe a cualquier país navegar en la zona económica exclusiva (ZEE) del país, que se están utilizando para presentar a China como un intruso y agresor, y para exigir la expulsión de todos sus buques en la zona.

El régimen de Duterte desperdició la victoria legal de Filipinas al anular el laudo arbitral para doblegarse ante China, a cambio de promesas de financiar proyectos de infraestructuras contratados por el gobierno y de apoyo político. Al mismo tiempo, Duterte permitió que las fuerzas militares estadounidenses siguieran utilizando el país para ejercicios de guerra y proyección de poder, a lo que China respondió con una mayor presencia en el mar de China Meridional.

El servilismo del régimen de Marcos al gobierno estadounidense se ha convertido en el mayor impedimento para avanzar hacia una resolución pacífica basada en el laudo arbitral de 2016. Marcos ha permitido a Estados Unidos aumentar su presencia militar, almacenar misiles y otras armas en Filipinas y desplegar sus buques de guerra en los mares circundantes para proyectar su poder contra China. En la actualidad, hay entre 15.000 y 20.000 soldados estadounidenses navegando en todo momento desde el Mar de China Meridional hasta el Mar de Japón, provocando que su rival imperialista se vuelva más inquieto y agresivo y cada vez más hostil.

Por tanto, es crucial que el pueblo filipino exija en primer lugar el fin de la intervención militar estadounidense y de las provocaciones bélicas, a fin de crear las condiciones para un diálogo pacífico. Deben exigir el desmantelamiento de todas las bases militares estadounidenses, la retirada de todas las tropas estadounidenses y la eliminación de todos los arsenales de armas estadounidenses en el país.

Al mismo tiempo, deben exigir al gobierno de Marcos que detenga las operaciones marítimas que intensifican las tensiones, que busque el diálogo y otras opciones legales. También deben instar a China a reducir su abrumadora presencia en la ZEE y el ECS filipinos para permitir al país ejercer pacíficamente sus derechos soberanos y gestionar sus recursos marinos, y allanar el camino para la resolución de las disputas en todo el Mar de China Meridional.