José María Sison, presidente fundador del Partido Comunista de Filipinas, realizó acertadamente esta declaración en su mensaje final a las fuerzas revolucionarias y al pueblo, ¡La Revolución Democrática Popular Filipina es invencible!

Contrariamente a las presuntuosas e interesadas declaraciones que las fuerzas armadas de Marcos Jr. han difundido tras la muerte de Sison, insistiendo en que pondría fin al movimiento revolucionario, la revolución es lo suficientemente fuerte como para hacer frente a la pérdida de su gran líder. Ka Joma ha legado a los revolucionarios filipinos su extraordinaria aportación al marxismo-leninismo-maoísmo, en la que su inmortal espíritu revolucionario vivirá para siempre, guiando a la próxima generación de cuadros del Partido hacia significativos avances.

El NPA ha establecido más de 110 frentes guerrilleros en todo el país y ha creado miles de organizaciones de masas locales. Lleva a cabo la reforma agraria y construye el gobierno democrático popular basado en la fuerza organizada del pueblo.

Las fuerzas armadas del estado, dirigidas por Estados Unidos, y el establishment de defensa sostienen haber logrado una "victoria estratégica" con el fin de justificar años en los que se han despilfarrado cientos de miles de millones del dinero público para financiar sus despiadadas ofensivas militares y sus abusos sistemáticos. Aún así, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, bajo el mandato de Marcos, siguen exigiendo más dinero para comprar bombas y artillería y mantener las operaciones de más de 160 batallones de tropas de combate en más de 40 provincias de todo el país, incluso en zonas que declaran estar "limpias" del NPA.

Hasta la fecha, la revolución democrática nacional del pueblo filipino goza de una importante solidaridad y lazos de apoyo mutuo con muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos de todo el mundo. El NDFP ha obtenido un importante reconocimiento de la legitimidad de su estatus de beligerancia, entre otras razones por su capacidad de establecer órganos locales de poder político que están en la base del Gobierno Revolucionario Provisional. También ha persistido en las negociaciones de paz con el Gobierno de la República de Filipinas-GRP en las que se abordan las raíces del conflicto armado desde la voluntad de establecer una paz justa y duradera. Un empeño que ha contado con el apoyo del Gobierno Real Noruego, entre otros países.

El empeoramiento de las condiciones socioeconómicas y el terrorismo de Estado incitan a la resistencia popular. La crisis crónica del sistema semicolonial y semifeudal gobernante en Filipinas se está agravando rápidamente, marcada por el fuerte declive económico y el deterioro de las condiciones de vida del pueblo. La situación existente está llevando a las amplias masas de trabajadores, campesinos y pequeños asalariados a organizarse y clamar colectivamente por reformas democráticas urgentes.

El panorama de empobrecimiento y el hambre generalizados está generando un volcán social que pronto provocará estallidos. Las grandes masas de trabajadores, campesinos y otros trabajadores se ven cada vez más tensionadas por la crisis socioeconómica, e indignadas por la flagrante indiferencia del régimen de Marcos ante el empeoramiento de las condiciones del pueblo.

La economía y el gobierno filipinos están en bancarrota a causa de sus males internos y a la crisis sin precedentes del sistema capitalista mundial. Así, las condiciones para hacer avanzar la revolución son más favorables que nunca.