EDITORIAL. Año 4, Numero 11. 7 de noviembre 2022.

Los primeros 100 días del presidente Ferdinand Marcos, Jr. se caracterizaron por las mayores dificultades económicas y la represión que sufrió el pueblo filipino. Estuvo marcado por la subida vertiginosa de los precios, el aumento del desempleo y la incidencia de la pobreza, la disminución del poder adquisitivo, la caída en picado del valor del peso y la galopante deuda nacional, por no hablar de los desastres naturales. Sin embargo, al haber ascendido al trono, a Marcos, Jr. no le importan estas nimiedades.

A Marcos, Jr. no le interesan los sufrimientos del pueblo filipino. Declaró: "La inflación no es tan alta", a pesar de que la inflación está fijada en el 6,9% y sigue aumentando. Los precios del combustible, los alimentos, las medicinas, la atención sanitaria y otros bienes y servicios básicos siguen subiendo. Para empeorar las cosas, el régimen de Marcos II ordenó recortes presupuestarios para el gasto social, y en su lugar dio prioridad al servicio de la deuda externa, a los fondos de inteligencia furtivos y a los grandiosos proyectos de infraestructura financiados desde el extranjero que benefician a los capitalistas extranjeros, a los socios compradores de la familia Marcos y a los leales burócratas corruptos.

A Marcos, hijo, no le interesa desarrollar la economía nacional para el pueblo filipino. Recientemente ha cerrado acuerdos con sus amos imperialistas estadounidenses para abrir la economía filipina al comercio y las inversiones extranjeras. Marcos, Jr. planea recompensar a las corporaciones multinacionales con aranceles y exenciones fiscales, mayor libertad para explotar los recursos naturales del país y mano de obra barata. Mientras tanto, los contribuyentes filipinos son desplumados con gravosos impuestos sobre la renta y regresivos.

A Marcos, hijo, no le interesan en absoluto los derechos y libertades básicas del pueblo filipino. En sólo 100 días, 16 personas, entre ellas tres menores, han sido víctimas de ejecuciones extrajudiciales por parte de agentes de seguridad del régimen de Marcos II. Las comunidades rurales sufren bombardeos aéreos, bombardeos de artillería, bloqueos económicos, evacuaciones forzadas, arrestos y detenciones ilegales, y masacres. A pesar de los pronunciamientos oficiales, los periodistas siguen sufriendo acoso, persecución y asesinatos.

Marcos, hijo, no tiene intención de procesar al ex presidente Rodrigo Duterte y a los antiguos altos cargos de seguridad por la asesina "guerra contra las drogas". Asimismo, Marcos, Jr. no tiene intención de detener el terrorismo de Estado bajo los auspicios del NTF-ELCAC anticomunista.

Marcos, Jr. sí mostró mucho interés por los viajes al extranjero durante sus primeros 100 días. Especialmente en lo que se refiere a las compras, las carreras de Fórmula 1 y otros despilfarros para él, su familia y sus secuaces más cercanos. Después de todo, Marcos Jr. tiene a un dictador fascista como padre y a Imelda como madre.

Al pueblo filipino no le queda más remedio que hacer valer y defender resueltamente sus derechos y su bienestar frente a las crecientes dificultades económicas y a la represión cada vez más grave. El empeoramiento de la crisis económica y política bajo el régimen de Marcos II acentúa aún más la urgencia y la justicia de la lucha revolucionaria del pueblo filipino por la liberación nacional, la democracia y la paz justa.