EDITORIAL. Año 3, Numero 5. 1 de mayo de 2021.

Como comentó un observador, lo único rojo en los puestos de ayuda mutua son los tomates.

Los filipinos bien intencionados pusieron en marcha estas iniciativas de autoayuda, colocando puestos improvisados en las aceras de las comunidades pobres. Cualquiera puede dejar comida y otros artículos de primera necesidad, para que otros puedan coger lo que necesitan inmediatamente. Pero el régimen ultraparanoico de Duterte tachó estas actividades de subversivas, y los rabiosos ejecutores anticomunistas del régimen entraron en acción.

El teniente general Antonio Parlade acosó a la iniciadora de la despensa comunitaria, Ana Patricia Non, llamándola Satán con la manzana tentadora, mientras que la subsecretaria de Comunicaciones, Lorraine Badoy, insinuó que la Sra. Non estaba ganando dinero con las donaciones. Tacharon a los organizadores de la despensa comunitaria de comunistas. Sus acusaciones, afortunadamente, les estallaron en la cara.

En cuestión de días, cientos de iniciativas de este tipo se extendieron como un reguero de pólvora por todo el país, siguiendo el mismo lema: "Da lo que puedas, toma lo que necesites" para ayudar a los demás. Cuando Parlade, Badoy y otros del régimen consideraron esto como comunista, la gente se da cuenta de que el régimen de Duterte y las clases dirigentes hacen exactamente lo contrario: "Toma todo lo que puedas, no dejes nada a los demás".

Se han destinado miles de millones de pesos de fondos públicos para combatir la pandemia que hace estragos y distribuir ayuda financiera para el creciente número de filipinos sin trabajo y hambrientos. Pero bajo el incompetente y corrupto régimen de Duterte, el sufrimiento de la gran mayoría del pueblo empeoró en lugar de disminuir.

A medida que el movimiento de la despensa comunitaria se extiende como un reguero de pólvora y obtiene un apoyo cada vez más amplio dentro y fuera de Filipinas, las grietas dentro de la camarilla gobernante son cada vez más amplias. Además de las quejas de los funcionarios de seguridad de alto nivel descontentos con la inacción de Duterte ante las incursiones chinas en el Mar de Filipinas Occidental, estas últimas payasadas de Parlade y Badoy, los portavoces del Grupo de Trabajo Nacional para Acabar con el Conflicto Armado Comunista Local (NTF-ELCAC) sirven como cuñas adicionales. Los senadores piden la cabeza del dúo y el desvío del abultado presupuesto del NTF-ELCAC a los servicios sociales.

Las pelotas de fuego que el dúo lanzó contra la despensa comunitaria, al no dar en el blanco, se les dispararon en la cara. Cada vez más personas se dan cuenta de que, para tener más posibilidades de luchar contra el hambre y la pobreza, deben convertir los esfuerzos humanitarios en acción política y expulsar al corrupto, incompetente y traidor régimen de Duterte.

La cuerda que sujeta la espada de Damocles se está deshilachando.