El gobierno de Marcos Jr. sirve al pueblo filipino en bandeja de plata a EE.UU. al permitir que el país se vea arrastrado a la masiva concentración militar liderada por EE.UU. contra China, que amenaza con sumir a toda la región en una guerra total.
En la 39ª edición de las maniobras militares conjuntas «Balikatan» (que significa hombro con hombro) participan 16.000 efectivos combinados del ejército estadounidense y las Fuerzas Armadas de Filipinas, contingentes de las Fuerzas de Defensa australianas y de la Armada francesa. Los ejercicios bélicos comenzaron el 22 de abril y finalizarán el 10 de mayo.
En una maniobra calculada para provocar una mayor tensión militar con China, el ejército estadounidense promociona en los ejercicios de guerra Balikatan 2024 el despliegue de su más reciente sistema de misiles de alcance medio (MRC) Typhon con base en tierra, capaz de disparar misiles Tomahawk y SM-6. Estos misiles de alcance medio tienen capacidad para alcanzar objetivos en el mar y en China.
Los juegos de guerra Balikatan forman parte de la estrategia de contención estadounidense para cercar a China fortificando una cadena de islas que va desde las Kuriles, el archipiélago japonés, las islas Ryukyu, Taiwán, el norte de Filipinas y Borneo y que se extiende hasta la península malaya.
En medio del fracaso de la guerra indirecta de Estados Unidos en Ucrania y el apoyo impopular a la guerra genocida israelí contra los palestinos, Joe Biden pretende abrir un nuevo frente de guerra en Asia en un intento de proyectar una imagen de «defensa de los países pequeños frente a China», con el fin de impulsar su campaña de reelección en noviembre.
A tal efecto, EEUU pretende explotar el conflicto territorial en el Mar de Filipinas Occidental/Mar del Sur de China, envalentonando a Marcos Jr. para que recurra a medidas militares contra las tácticas chinas de «zona gris» (ataque agresivo no armado) en las aguas en disputa. Con ello se pretende inducir a China a un error de cálculo que EE.UU. puede utilizar para intensificar aún más las acciones militares invocando el Tratado de Defensa Mutua (MDT) que mantiene con Filipinas.
A pesar de la crisis humanitaria que crean las guerras, la guerra es un buen negocio para el complejo militar-industrial estadounidense. Marcos Jr. es ajeno a los miles de millones de pesos de las arcas públicas que se destinan a la compra de material militar de segunda mano a EEUU y otros aliados de EEUU. Doblegarse ante los dictados estadounidenses refuerza el apoyo de Estados Unidos a su régimen.
Mientras tanto, con el pleno respaldo de Estados Unidos, la familia Marcos está a salvo de ser procesada por una antigua orden de desacato de los tribunales estadounidenses por valor de 353 millones de dólares en relación con sus riquezas mal habidas.