La insinuación de Gibo Teodoro de que el Frente Democrático Nacional de Filipinas (NDFP) estaba dispuesto a rendirse es sencillamente falsa. Decir que ésta es la base para que el Gobierno de la República de Filipinas (GRP) acepte explorar la reanudación de las negociaciones de paz también es incorrecto.

En primer lugar, fue el GRP el primero en acercarse al NDFP y no al revés. En segundo lugar, el hecho de que el GRP busque la reanudación de las negociaciones de paz con el NDFP es un claro indicio, aunque negado abiertamente por el GRP, de la fuerza del movimiento revolucionario. También desmiente las repetidas afirmaciones del GRP de que el Nuevo Ejército del Pueblo es una "fuerza gastada". Si las afirmaciones del GRP fueran ciertas, ¿qué necesidad había de iniciar conversaciones de paz? Por último, la Declaración Conjunta de Oslo también llega en un momento de intensificación de la crisis económica y política que aviva las llamas de la guerra civil.

No nos equivoquemos, la reanudación de las negociaciones de paz es también un reconocimiento implícito del fracaso total del régimen de EEUU-Marcos, y de todos los regímenes que le precedieron, para aplastar la resistencia revolucionaria del movimiento del pueblo filipino por la liberación nacional y la democracia.

También es un error de pensamiento por parte de los títeres del GRP, como el Presidente de la Cámara Ferdinand Martin Romualdez, exigir al movimiento revolucionario que "abandone el camino de la violencia" y, esencialmente, que deje las armas.

Reiteramos que el objetivo de entablar negociaciones de paz no es llegar a la capitulación, sino discutir formas mutuamente aceptables y basadas en principios para lograr una paz justa y duradera.

El GRP opera bajo el supuesto erróneo de que la raíz del conflicto armado es el CPP-NPA-NDF. Sin embargo, se trata de una afirmación totalmente falsa destinada a ocultar la responsabilidad del GRP por la persistente falta de tierras de la clase campesina, la pobreza generalizada, los bajos salarios de los trabajadores y la falta de desarrollo industrial local, que son las verdaderas raíces de la guerra civil. Estos son los mismos puntos sustanciales del programa que el NDFP pretende discutir en la mesa de negociaciones.

Por ello, pedimos al GRP que centre sus esfuerzos en la "carne" de las negociaciones. Antes de proceder a cualquier conversación sobre el cese de las hostilidades, instamos al GRP a que vuelva a la mesa de negociaciones y discuta primero los puntos sustantivos restantes del orden del día de la Declaración Conjunta de La Haya. Esto significa discutir el proyecto de Acuerdo General sobre Reformas Sociales y Económicas (CASER), que aborda principalmente las causas profundas de la guerra civil.